"Lucho Fresno, gran amigo y compañero, hoy te abres triunfante paso en esta última y silenciosa tarea, elegiste ganarnos la carrera hacia ese nuevo mundo luminoso... vas delante de nosotros, y vas marcando el camino para que podamos reencontrarnos... gracias, por tu frente y tus manos luminosas, gracias por tu nobleza de ser, por tu tamaño de hombre grande, gracias por tus obras, tus tareas, tu sonrisa sincera... tú supiste sorprendernos a todos cuando colgaste tu trabajo en la primera tarea que nos dieron... hoy, nuevamente nos sorprendes en ésta, la última tarea... gracias por ayudarnos a descubrir el sentido y la profundidad de esta última tarea que nos encomendó nuestro gran maestro... y recibe de tus compañeros de ronda esta bendición para que tu camino sea dulce, tranquilo, magnífico, maravilloso, y pleno de luz eterna.""Recordé su mirada serena y transparente, su carácter mesurado, su palabra ponderada y, por sobre todo, ese espíritu inquieto y libre que seguramente voló siempre más alto que nosotros, y que hoy de nuevo nos ha dejado atrás, en la búsqueda de nuevos horizontes. Sin haberlo conocido más allá del ámbito de la escuela, percibí siempre en él una madurez y una sensibilidad que lo hacían una persona muy especial y muy valiosa. Ya no está entre nosotros, pero nos ha dejado un ejemplo a seguir: un camino que vuela por sobre las pequeñas pasiones de cada día y nos lleva hacia los grandes sueños que justifican nuestra existencia."
Un recuerdo de Juan Silva.
"Lamento la mala noticia que nos da su partida. Durante algunos años fui su vecino junto a Raúl y aprendí a quererlo en sus silencios y en su profunda mirada... que descanse en paz que a partir de hoy su serenidad nos hará falta..."
Jonás Figueroa
"Lo recordaré como un joven caballero serio y con un sutil sentido del humor. Desde Viña acompañamos a Carmencita, ex alumna de DG, y a sus hijos en este trance inevitable, en la esperanza de reencontrarlo en la resurrección prometida (Juan 5:28). Cariños a todos, especialmente a sus compañeros y familiares más allegados y mediante estas lineas nos consolamos mutuamente y recordamos a los que han partido antes......que pena."
Héctor Olivares
"Quiero contarles a los compañeros y amigos de entonces una breve historia, quizás una revelación o un hallazgo:
Anoche mirando el cielo y recordando a un amigo muerto supe que viviría eternamente en nuestra memoria. Divisé en la vía láctea un trazo de dios que con línea peluda había dibujado un pinocho de madera de cuatro metros de altura. Este se encontraba llorando con una mezcla de alegría y desconsuelo la muerte de su gestor, un singular gepetto, bondadoso, sencillo, afable y simplemente bueno. Dios me habló y me dijo adivina buen adivinador. Yo no adiviné, ya sabía. Como pinocho derramé una lágrima que se perdió en la inmensidad cósmica del misterio de toda muerte."
Alex Droppelmann
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